5 hechos históricos que nunca sucedieron

jueves, 2 de noviembre de 2017

5 hechos históricos que nunca sucedieron

A veces las agujas del reloj intentan traicionar los actos del pasado, burlándose sigilosamente detrás de su esfera. Ocultándose en números romanos o arábigos, tras una pantalla táctil o un gnomon, el tiempo convierte villanos en héroes y héroes en villanos.

Como si el tiempo estuviera jugando al teléfono roto, no nos percatamos del ridículo que hacemos, al ser el último jugador y pronunciar palabras, que antaño fueron muy distintas.
Actos de valentía convertidos en sucesos monstruosos, incrustándose así en nuestra memoria, mientras las campanas de las catedrales resuenan por nuestras ciudades.
Sin embargo, no culpemos solo al paso del tiempo, sino también a los grandes vencedores, a los traidores, a los exagerados y a los mentirosos.
Y es por ello, que no siempre debemos fiarnos de lo que vemos o oímos por ahí o por allá, porque es posible que haya sido alterado, dramatizado, falsificado o sencillamente inventado.
Y aunque vayamos todos con pié de plomo, siempre existirá algún incidente en el que nos gustaría creer, quizás llevados por nuestros sentimientos, sentido común o sencillamente por comodidad.

Gracias a las nuevas tecnologías como tabletas, escáneres 3D, drones, aplicaciones y como no, al descubrimiento del ADN, los historiadores de hoy trabajan con dedicación para que no quede nada sin resolver, animando así a investigadores y a apasionados de la historia a crear asociaciones dedicadas a específicos personajes históricos, con el fin de estudiarlos mejor y limpiar su respectiva reputación. De ese modo, crean un cierto movimiento no solo entre profesionales, sino también entre aficionados, que luchan día y noche para que reconozcamos actos de valor, que quizás nunca hayan sido apreciados y juzguemos hechos traicioneros, que habían pasado inadvertidos.

Con tantísimos medios para difundir la historia de este mundo, no es de extrañar que nos hayamos  acercado tanto al pasado, que asomándonos hacía él con los brazos estirados, casi llegamos a tocarlo brevemente con las yemas de nuestros dedos.


Es por ello, que me gustaría presentaros 5 hechos históricos esparcidos por los continentes, que por muy populares que resulten ser, nunca han estado más lejos de la realidad.


1. Ricardo III nunca tuvo joroba

Ricardo III de Inglaterra

Ricardo III, víctima del paso del tiempo, de traidores, mentirosos, oportunistas, del gran vencedor Enrique VII y con ello de la propaganda Tudor, convirtiéndose tras su muerte en el campo de batalla en 1485, en un monstruo sin igual. Un jorobado asesino de niños, deformado de pies a cabeza, un villano, un tirano.
La Dinastía Tudor se ocupaba para que éstos rumores hicieran temblar a los niños ingleses en sus camas. Y a quién no le gusta una buena historia de terror? Como el viento se transmitió la espeluznante imagen del que antaño fue rey, esposo, padre y hermano.
Tomas Moro, Lord Canciller de Enrique VIII, que nunca llegó a conocer personalmente a Ricardo III, también contribuyó a difamar su nombre, publicando un libro en el que le describe como un monstruo infame. El célebre William Shakespeare también puso su grano de arena, cuando creó la obra de teatro "La Vida y Muerte de Ricardo III". En ésta, lo representa como un cojo maquiavélico con joroba, que anhelando la corona de Inglaterra, asesina a todo aquel, que se encuentre en su camino. Esta obra, que sigue presentándose en los teatros de hoy en día, demuestra sin embargo un Ricardo que jamás existió. Y es que, a parte de éstas miserables cualidades que nunca formaron parte del último rey de la Dinastía Plantagenet, se descubrió además en el 2012, que jamás tuvo la joroba que tanto le caracterizaba.
5 años atrás, descubrieron sus restos bajo un aparcamiento en la cuidad de Leicester, Inglaterra. La reconstrucción 3D de su esqueleto confirmó, que sufrió únicamente de una ligera escoliosis. Una deformidad tan leve, que apenas afectó tanto a su físico como a su heroicidad en batalla. Esta condición adquirida en su juventud, demuestra que se encontraba muy lejos de ser un jorobado. Conforme a la reconstrucción, tampoco existen evidencias algunas, que afirman que era cojo. El descubrimiento de sus restos en el 2012, no solo fue una revelación extraordinaria para Inglaterra, sino para el mundo entero, abriéndose así el paso hacía la "Richard III Society" y los miles de seguidores, que contribuyeron para limpiar la injusta y cruel imagen, que hasta hoy teníamos del último rey muerto en batalla.
Sus restos fueron enterrados en la Catedral de Leicester bajo la escolta militar británica, ofreciéndole un funeral real atribuyéndole la grandeza y el honor que le fueron negados 500 años atrás.


2. Maria Antonieta nunca dijo "Que coman pasteles"

Maria Antonieta de Austria

La afamada reina consorte de Francia sin lugar a dudas, también forma parte de mi lista de los hechos históricos, que nunca sucedieron ya que es uno de los personajes más vilipendiados de todos los tiempos. Maria Antonieta fue y sigue siendo víctima de una avalancha monumental de acusaciones. Se le atribuye una infinita lista de relaciones extramatrimoniales, entre ellas relaciones lésbicas e incestuosas, escandalosas fiestas y celebraciones, conspiraciones hacía su país natal y ser la causante de la Revolución Francesa.
Si es cierto, que Maria Antonieta no fue una monarca ejemplar, ni mucho menos una santa.
Creía firmemente, que la monarquía borbónica francesa fue creada por Dios y es por ello, que no aprobaba que la realeza estuviera al mismo nivel que sus súbditos. Empolvaba sus pelucas con harina, cuando muchos franceses no tenían pan, organizaba fiestas suntuosas y mantenía un nivel de vida irresponsable.
Sin embargo, que podemos esperar de una adolescente recién llegada a París, que se convertiría en reina consorte del palacio más ostentoso y soberbio del mundo?
Ella adoptó su estilo de vida a la lujosa y agobiante etiqueta de la corte francesa. Pero lo cierto es, que Francia ya estaba en bancarrota cuando llegó la joven al país. En el momento en el que Maria Antonieta y Luis XVI ascendieron al trono, el tesoro real ya se encontraba vacío.
Así pues, en la crisis de 1778 no había harina para poder fabricar pan, siendo éste el alimento básico de la dieta del pueblo. Fue supuestamente entonces, cuando al contarle a la reina de que el pueblo de Francia no tenía para comer ella habria respondido:"Que coman pasteles".
Una manifestación, que fomentó la supuesta frivolidad y arrogancia de la monarca, ante la desesperación y el hambre del pueblo.  Lo cierto es, que era más fácil imaginarse que una reina regente y extranjera fuera insensible y cruel ante los acontecimientos del pueblo, que su soberano francés.
Sin embargo, no existen evidencias algunas de que Maria Antonieta había pronunciado jamás dichas palabras. Sí sabemos a ciencias ciertas, que cuando la hambruna de 1775 arrasó el norte de Francia, su reacción no fue insensible en absoluto. Hallaron correspondencia de la reina de esa misma época, en la que demuestra una actitud de preocupación y compasión hacía el padecimiento de la nación. En realidad, se gastaba enormes fortunas en obras de caridad.
Maria Antonieta junto a su marido, Luis XVI, fundó una casa de acogida para madres solteras y patrocinó la "Maison Philanthropique", una sociedad para los mayores, para las viudas y los ciegos. También visitaron frecuentemente familias pobres, dándoles de comer y dinero. Durante la hambruna de 1787, la reina vendió además la cubertiria real para poder obtener grano para las familias desfavorecidas.
Cierto es, que la afamada Maria Antonieta gastaba desmesuradas sumas de dinero para lujos innecesarios, pero a su vez nunca dejó de mostrar su bondad cristiana hacía quienes la necesitaban. Ésto sin embargo, no la salvó de la monstruosa guillotina el 16 de octubre de 1793, ni de su posterior reputación.
No dejemos, que sus gestos generosos se oculten recelosos entre los corredores de Versalles, invitémoslos por el contrario a salir de su jaula real, dejándolos emprender el vuelo.


3. Cristóbal Colón no fue el descubridor de América

Cristóbal Colón 

El afamado Cristóbal Colón entró en la historia como el descubridor de América.
Según los libros de historia, América fue descubierto el 12 de octubre de 1492 por el navegante tras persuadir a los Reyes Católicos de aceptar su propósito.
Colón incuestionablemente llegó a América, creando sin duda uno de los momentos primordiales de la historia universal. A todo esto, gracias a sus viajes por Centroamérica fueron de gran utilidad para las rutas comerciales de esa época, descubriendo que el mundo era mucho más extenso, de lo que se había creído hasta entonces.
Sin embargo, como pudo ser el descubridor de América, si una vez desembarcado en la isla de Guanahaní perteneciente a las Bahamas, aparecieron los verdaderos habitantes de está? En que se basa un descubrimiento de un lugar, que se encuentra habitado? Éstos, conocidos como el pueblo taíno, no cuentan como descubridores? Acaso llegaron por casualidad? Resulta imposible "descubrir" una nueva tierra, que ya estaba habitada desde hacía miles de años. Los primeros seres humanos llegaron al continente 14.000 años atrás. Cristóbal Colón tampoco era el primer europeo en pisar tierra americana, ya que 500 años antes de que la Santa María atracara en la costa de las Bahamas, el explorador vikingo, Leif Ericson, llegó a lo que hoy en día es Norte América, creando un asentamiento en el norte de la isla de Terranova.
También existe una leyenda de un monje irlandés llamado Brendan que llegó a Norte América durante el siglo VI, al igual que la de un príncipe galés llamado Madoc, quién llegó a las costas americanas en 1170.
Por otro lado, evidentemente están los Fenicios, que podrían haber viajado al nuevo continente en 1600 antes de Cristo. 
Quizás nunca sabremos a ciencias ciertas la razón por la cual fue creada esa mentira. Quizás fue la ignorancia, o quizás la arrogancia del hombre blanco que presumía tanto de ser civilizado o también fueran las simples ansias de poder y de aniquilar todas las huellas, que habían dejado atrás los indígenas, que antaño fueron los únicos descubridores de América.
Pues bien sabemos, no sería la primera vez que eso ocurre. Tal vez fuera una mezcla mezquina de todo ello. Quizás seamos todos tan solo unas marionetas en un teatro de títeres. Librémonos de las bandas que nos dirigen y abandonemos el escenario. Solo así, veremos lo que se oculta detrás del telón.

4. Enrique VIII no siempre tuvo sobrepeso


Enrique VIII de Inglaterra

Quizás sea imposible redactar un artículo sobre hechos históricos ficticios, sin mencionar a Enrique VIII. Siendo posiblemente uno de los monarcas más famosos de la historia, no nos debe extrañar si su célebre nombre se encuentra rodeado por un sinfín de hechos y mitos.
Es famoso, por haber tenido seis mujeres, cosa que es cierta. También y sobre todo es conocido por haberlas ejecutado a todas, cosa que no es cierta. Es renombrado, por haberse separado de Roma y haberse nombrado cabeza de la Iglesia de Inglaterra, cosa que es cierta. Igualmente es popular por haber sufrido siempre de sobrepeso y por haber sido un auténtico glotón, cosa que no es cierta.

De nuevo tenemos un monarca delante de nuestros ojos, que de ejemplar tenía poco. Ésto sin embargo, no nos permite darle halas a nuestra fantasía e inventar o exagerar ciertas cualidades de éste. Enrique VIII sin duda había sido un personaje prominente.
Habiendo heredado la estatura y energía de su abuelo Eduardo IV, fue considerado atractivo y apuesto no solo por las personas que le rodeaban día tras día, sino también por forasteros y embajadores que venían desde el extranjero. En su juventud, tenia una buena opinión sobre si mismo, queriendo llevar siempre el atuendo adecuado, que le permitiera enseñar sus piernas. En 1515 con 25 años fue descrito como un "Adonis", "Con un aspecto gentil y una cara hermosa". Sin duda alguna, disfrutó de una forma física excelente, siendo uno de los vencedores imperecederos de su época en los torneos, que se celebraban a menudo por el país. También fue un gran arquero y tenista. Sentía una extremada pasión por la caza y montaba a caballo sin descanso. Indudablemente fue un gran atleta, que admiraba el deporte desmesuradamente. Con su gran sentido de balance y control también bailaba con mucha frecuencia. Según el embajador de Mantua, Italia, que participó en un evento de la corte en 1515, creó auténticos "milagros" en la pista de baile.

Sin embargo, tantísimo ejercicio requería también una buena y exuberante alimentación. Y a pesar de ser un entregado deportista, no dejaba de ser el rey de Inglaterra, que por lo tanto debía ofrecer majestuosos espectáculos y bailes, que como no, siempre eran acompañados con extraordinarios banquetes.
Entretener a toda una corta significaba muchas actividades y mucha comida. Enrique solía alimentarse sobre todo de carne roja, (carne de ciervo, ternera y de oveja) y de ave (pollo, perdiz). La carne se asaba y se servía a menudo con una salsa de mantequilla y hierbas, aunque también se consumía como pastel o empanadilla. Con ello, se acompañaban colosales cantidades de vino y cerveza. Enrique también disfrutaba del pescado, tales como truchas y carpas sobre todo los viernes, según la costumbre católica. Su nutrición sin duda era muy rica en calorías. Éstas sin embargo fueron quemadas rápidamente, gracias a su gran dedicación por el deporte. Su apasionado estilo de vida hacía, que quemara las calorías a la misma velocidad como al consumirlas.
No obstante, deportes como los torneos y la caza, siempre implicaban un cierto riesgo y de éste ni siquiera el rey de Inglaterra estaba completamente a salvo.
Sufrió su primera lesión con 34 años mientras cazaba. Intentó saltar encima de una zanja con la ayuda de un bastón. Éste sin embargo se partió, dejándolo caer sobre el barro sin tener posibilidad alguna de salir. Por suerte, sus acompañantes reaccionaron de forma rápida para ayudarle. Por aquel entonces desarrolló úlceras en sus piernas, causadas por heridas mal curadas o no detectadas, originadas en torneos o durante la cacería. Pero la lesión más grave que experimentó a lo largo de su vida, ocurrió en 1536 en el Palacio de Greenwich durante un torneo. Enrique, llevando una armadura completa, calló de su caballo, que también la llevaba. Yaciendo en el suelo, el caballo se desplomó encima de él, dejando a Enrique inconsciente durante dos horas. Incluso hoy en día, estar solo más de 5 minutos inconsciente, podría tener consecuencias fatales.
Aunque finalmente pudo recuperarse de este fatídico incidente, nunca volvió a ser el mismo, tanto física- como mentalmente. Los eventos de 1536 agravaron sus úlceras en las piernas, atormentándole durante el resto de su vida. Esto y según el documental "Dentro del Cuerpo de Enrique VIII" del Canal de Historia posiblemente habrá causado un traumatismo en su cerebro, que afectó su personalidad profundamente.
Al año siguiente, los intensos dolores, originados por las úlceras, apenas le dejaban caminar. Con frecuencia, se encontraba indispuesto a ejercer ningún movimiento, sin sentir intensos dolores. Claro estaba, que ya no podía seguir con sus actividades deportivas, que tanto le agradaban. Sin embargo, seguía ingiriendo las mismas cantidades de comida. Las calorías que antaño desperecían durante las cazas o torneos, ahora se acumulaban sin piedad. El deporte, que tanto había hecho por el, se había vengado de él, despojándolo de su juventud y demacrándolo con unas úlceras, que jamás se curaban. El joven y enérgico atleta, se convirtió en un viejo obeso, que sufría de melancolía. Y es ahí dónde nace la leyenda. 

5. Los vikingos no llevaban cornamentas


Una imagen, que casi se encuentra impregnada en nuestro recuerdo. Es ella, que aparece cuando pensamos en un ejército vikingo.
Los vemos como feroces guerreros, con barbas trenzadas y como no, dispuestos de yelmos cornudos. Así los habremos visto cientos de veces, tanto en el cine, en teatros como en revistas y libros. Claro estaba, que una nación emergida del norte de Europa, cuyo objetivo era navegar velozmente por los mares y saquear pueblos y ciudades enteras, solo podía llevar unas cornamentas.

De que otro modo sino, nos los pudiéramos imaginar? Las historias de los hombres del norte sin duda se abarrotan de sangre y muerte, habiendo logrado conquistar casi toda Inglaterra, desembarcando también en España, Italia, Rusia e invadiendo incluso París. Sus incursiones hacían temblar a los reinos de Europa, dejando profundas huellas tanto en los paisajes que rozaban sus hachas, tanto en los asentamientos que crearon en Inglaterra, Irlanda, Gales, Islandia y Groenlandia.
La época vikinga evidentemente, nos ha obsequiado con incalculables historias repletas de descubrimientos, batallas y personajes legendarios, que han llenado las páginas de centenares de libros, pero éstos a su vez también contraen mitos y leyendas falsas, que el tiempo convirtió erróneamente en verdaderas.
La leyenda más extendida sin duda es que los guerreros vikingos llevaban cascos con cuernos. Esta equivocación, nació en el siglo 19, en plena era victoriana, dónde el romanticismo estaba a la orden del día. Fue ahí, cuando publicaron libros de temática vikinga, rebosados con ilustraciones de los guerreros nórdicos, que llevaban cascos con cuernos. El romanticismo simboliza la nostalgia hacía las épocas perdidas, la valoración de lo diferente frente a lo común y sobre todo una reacción contra el espíritu racional y crítico, valorando los sentimientos y la libertad.
Los victorianos, tendían a idealizar personajes históricos o épocas, llevados por su deseo del romanticismo. Ellos realmente admiraban la heroicidad y el martirio de los vikingos. Sentían fascinación hacía aquellos valientes gigantes, surgidos de los fiordos de Escandinavia con trenzas pelirrojos y escudos decorados con dragones y serpientes. Y vistos así, quién no?
De ningún modo podríamos culparlos. Los hogares de los victorianos eran ornamentados de manera excesiva. La tétrica, pero a su vez romántica decoración en la época victoriana, no era un simple pasatiempo, se había convertido en un auténtico estilo de vida. Y no solo adornaban sus hogares ostentosamente, sino también las leyendas e historias, que escuchaban en las callejuelas nebulosas.
Así pues, cuando comenzaron a describir o a dibujar guerreros vikingos, ornamentaban sus cascos con cuernos, con el fin de darles un aspecto aún más temible.
Sin embargo, tampoco podríamos echarselo en cara. Esta idea de añadirles cuernos a sus cascos, no eran tan fuera de lo normal. Fijándose en las figuras de Grevensvaenge, Dinamarca, descubiertas en el siglo 18 y originadas de la Edad de Bronce, encontraron su inspiración para crear este mito, que vagando por los confines de la tierra, quizás siempre formará parte de la historia de los vikingos.
Hasta el día de hoy y a pesar de tantísimos años de búsqueda constante, nunca se han hallado cascos con cuernos originados de la época vikinga.

Hechos o mitos, villanos o héroes, la historia y la ficción, siempre en la lucha continua para poder encontrarse en algún efímero instante.
Y es así como ha sido siempre. Sin embargo, creo firmemente, que no hay ficción que supere la historia.

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