Unas semanas atrás, tuve el extraordinario honor, de contemplar con mis propios ojos un documento que cambió el curso de la historia para siempre. Un fragmento de pergamino, que inició su travesía hacía la inmortalidad, desde el momento en el que fue estampado con el gran sello 800 años atrás en una llanura en el condado de Surrey, hasta el día de hoy. Aún estando presente no solo en los libros de historia, sino también y sobre todo en las raíces de los derechos humanos, que hoy en día conocemos y a veces sencillamente damos por sentado.
Este verano me condujo hasta la ciudad histórica de Lincoln, Inglaterra, dónde adentrándome en su castillo, me tropecé con 800 años de historia contemplándome a mi, un ser de 30 años desde una vitrina de cristal. Mirándonos fijamente, me invadió una sensación de extrema insignificancia y a la par de grandeza, mientras intentaba sumergirme en sus vivencias en este largo trayecto hacía la eternidad. Casi se podía comparar con un pequeño viaje en el tiempo. Y por un instante el documento centenario más influyente en la historia de la humanidad, o más bien conocido como "La Carta Magna" y yo, autora de este blog y aficionada de la historia, estuvimos conectados un día de verano en la ciudad de Lincoln.
Castillo de Lincoln
Una tinta predestinada a combatir en una lucha extenuante contra la tiranía, defendiendo la libertad y los derechos humanos. 63 artículos redactados meticulosamente en latín, enlazándose al corazón del pueblo y fortaleciendo su coraje para vencer a la opresión.
Contemplando la Carta Magna, casi podía ver como bailaba la pluma 800 años atrás sobre el, creando unas huellas de tinta. Ella se movía al ritmo de las palpitaciones de su autor, aún inconsciente de que con ello, creaba la primera constitución en la historia de Europa.
La Carta Magna expuesta en el castillo de Lincoln
Así pues, giraremos nuestros relojes al siglo 13. El rey Juan I se encuentra en el trono de Inglaterra. Apodado también con el sobrenombre de Juan Sin Tierra, que recibió después de la muerte de su padre, al no haber recibido territorios algunos por parte de éste.
Juan I de Inglaterra
Aún siendo niño, solía tener ataques de ira y ser sumamente colérico. Cuando su hermano, el rey Ricardo, Corazón de León fue capturado por el Duque Leopoldo de Austria tras las cruzadas, Juan trató de usurparle el trono, sin embargo fracasando en el intento. Una vez nombrado rey, tras la muerte de su hermano, fue no solamente responsable de la pérdida de la Casa de Anjou, sino que incrementó los impuestos desmesuradamente, controlando a sus súbditos de una manera aterradora.
"Ningún hombre jamás podrá confiar en el, ya que su corazón es débil y cobarde", cantó el trovador Bertran de Born.
El rey Juan se colmaba de cobardía y miedo en muchas ocasiones, en las que debía haber mostrado lo contrario. Cuando el rey de Francia invadió Normandía en 1203, Juan no era capaz de enfrentarse a su enemigo y huyó a Inglaterra, perdiendo así su ducado.
En los años 1206 y 1214 volvió a Francia intentando recuperar lo que antaño le pertenecía, pero cada vez que se aproximaban sus adversarios, desaparecía del supuesto campo de batalla. Los franceses llegaron en 1216 a la costa inglesa, mientras Juan los observaba reflexivo desde la distancia junto a su ejército. Considerándolo unos pocos instantes, no dudó mucho en dar media vuelta y alejarse lo antes posible. Una vez que sus soldados se habían percatado de su retirada apresurada, su rey ya se encontraba a casi 5 kilómetros de distancia.
El rey Juan I y la invasión francesa de Inglaterra
Sus intentos desesperados de reconquistar Normandía, Anjou, Maine y partes de Poitou no solo le engendraron una fama nefasta, sino también un descontento nacional que se expandió por toda Inglaterra. Sus planes de recuperación requería dinero, mucho dinero. Así pues, el gobierno se volvió inmensamente despiadado y eficaz a la hora de administrar las finanzas. Los impuestos se incrementaron excesivamente, mientras que el rey Juan abusaba de sus derechos feudales.
También fue el primer rey en ser excomulgado por el Papa Inocencio III. De este modo, en el año 1207, el Papa aprobó una ley eclesiástica en contra de los ingleses. Está prohibió las misas en todo el país. Únicamente las confesiones, santificaciones a los moribundos y los bautizos a los niños eran permitidos hasta nueva orden. Las bodas se celebraban en las entradas o antesalas de las iglesias y los entierros se realizaban fuera de los muros de las ciudades. Inglaterra estaba horrorizado y afligido ante semejantes sucesos.
Inocencio III
El desagrado del pueblo entero se expandió a todas las direcciones y dejaba un rastro amargo de penuria y desesperación.
Pero de pronto y en medio de este caos atormentado, se alzó la voz de la valentía y de la ira, convirtiéndose en una rebelión, que cambió el curso de la historia.
Ésta fue compuesta por un grupo de barones rebelados, que residían en el norte y este de Inglaterra, dispuestos a oponer toda la resistencia posible, en contra del poder del rey.
A base de ello, en enero de 1215, el rey Juan celebró un concejo en Londres, con el fin de discutir posibles reformas e incentivó además en la primavera del mismo año, reuniones en Oxford entre sus agentes y los barones. Aún así, los intentos de persuadir a los nobles solo llevaron al fracaso y en abril los rebeldes no dudaron en organizar una unidad militar.
A pesar de los percances y diferencias entre el obispo de Roma y el rey, Juan trató desesperadamente de ganarse de nuevo el favor del obispo, moviendo cielo y tierra. Sus actos finalmente le conducen al apoyo de la iglesia. Mientras sin embargo, en Northhampton, los rebeldes celebran una reunión en la que renuncian a las obligaciones feudales, que les une con el rey, desplazándose a Londres, Lincoln y Exeter.
Una vez que éstos lograron asediar la cuidad de Londres, se hallaron con nuevos aliados que se reunieron a su causa.
Al encontrarse oprimido, Juan ofreció a los barones trasladar el problema a un comité de mediación, eligiendo al Papa Inocencio III como negociador principal. Sin embargo y como era de esperar, los rebeldes no estaban interesados en tal comisión. Después de que el Arzobispo de Canterbury, Stephen Langton, estudiara las peticiones de los caballeros colaborando con los mismos, el rey le encargó desarrollar unas negociaciones de paz.
Así pues, un soleado 10 de junio de 1215, se reunieron finalmente el rey y los líderes de la rebelión en Runnymede, una pradera ubicada a lo largo del río Támesis en el condado de Surrey. Eligieron Runnymede no solo porque siempre había sido un lugar tradicional para celebrar reuniones de importancia, sino también porque se encontraba entre la fortaleza real de Windsor y la base de los nobles en Staines.
Lugar conmemorativo de la Carta Magna en Runnymede
De ese modo, ambos partidos se sentían los suficientemente seguros para poder desarrollar la asamblea, sin sentirse acorralados ni en desventaja militar.
Fue en esta llanura inglesa, dónde los barones presentaron al fin sus peticiones al rey en un documento conocido hoy en día como "Artículos de los Barones".
A base de éstos acontecimientos, el Arzobispo Stephen Langton transformó éstos requisitos incompletos durante los próximas días en un acta, agarrándose sobre todo en las negociaciones de paz. Este mismo escrito es conocido hoy como la Carta Magna. El documento elaborado cuidadosamente y compuesto de 63 artículos, aseguraba ante todo la reducción del poder del rey y la protección del pueblo. Incluía también, el derecho de la iglesia a quedar fuera de la intervención del gobierno, los de todos los ciudadanos libres a poseer y heredar bienes, el de las viudas con propiedades a decidir no volver a casarse, garantías de igualdad ante la ley, la prohibición de sobornos y la mala conducta de los funcionarios.
El artículo 39 dice así:
"Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de sus derechos o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado o privado de su rango de cualquier otra forma, ni usaremos de la fuerza contra él, ni enviaremos a otros que lo hagan, sino en virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del reino."
Artículo 39 de la Carta Magna
El rey Juan soportando un desacuerdo absoluto en silencio y viéndose ante la amenaza de una guerra civil, selló finalmente la primera versión de La Carta Magna. Éste diploma de pergamino, recibió su autenticidad a través del Gran Sello del rey.
Reunión en Runnymede entre el rey Juan I y los barones
Unos días más tarde, el 19 de Junio los nobles rebeldes renovaron sus juramentos de lealtad hacia su soberano. Sin embargo, aún tras sellar la Carta Magna y la renovación de los votos de los barones, la paz no reinó mucho en Inglaterra durante 1215.
Unos meses más tarde Juan reclamó al Papa anular el acta que había sellado en Runnymede. Una vez que los rebeldes fueron informados de ello, se negaron a abandonar Londres y exigieron a cambio el cumplimiento inmediato de la Carta Magna.
Después de que el Papa estudiara las 63 clausulas detalladamente, quedándose horrorizado ante semejante perversión, redactó un escrito, declarando la Carta Magna "Ilegal, injusta, dañina para los derechos reales y vergonzoso para el pueblo inglés" y con ello nula y sin validez alguna.
Esta decisión, hizo desencadenar una guerra civil que iba a perdurar durante dos largos años. Ésta, llamada "Primera Guerra de los Barones", se inició a causa de la Magna Carta, transformándose sin embargo posteriormente en una guerra dinástica por el trono de Inglaterra.
Eran tiempos oscuros para aquellos, que tuvieron que presenciar las vivencias de 1215 y los dos años que le siguieron. La vida de un solo hombre no valía nada. El pueblo inglés vivía en un mar de asaltos, pueblos devastados y espadas desenvainadas.
"Primera Guerra de los Barones"
Mientras los barones renunciaron a su juramento ante su soberano, aliándose con el hijo del rey de Francia, Juan preparó un ejército de mercenarios para defender su causa.
Dándole la espalda al rey, los rebeldes se giraron con esperanza hacía el príncipe Luis, ofreciéndole la corona de Inglaterra.
El príncipe de Francia invadió Inglaterra el año siguiente, en 1216, mientras Juan decidió escaparse y buscar refugio en la capital sajona de Winchester.
Dadas estas circunstancias, adentrándose en la ciudad de Londres, el príncipe no obtuvo apenas resistencia. Fue recibido abiertamente no solo por los barones y por los ciudadanos de la capital, sino también por los supuestos partidarios de Juan y fue proclamado, aunque no coronado, rey en la Catedral de San Pablo.
Luis VIII de Francia
Gerald de Gales, clérigo e historiador medieval anunció "La locura de la esclavitud ha terminado. El tiempo de la libertad ha sido concedida. Los cuellos de los ingleses están libres de su yugo."
El rey Juan nunca vio acabar esta guerra. Murió el 18 de octubre de ese mismo año de disentería, abriéndole paso a su hijo de nueve años hacía el trono de Inglaterra. 10 días tras el fallecimiento de Juan I, su hijo fue coronado rey de Inglaterra como Enrique III.
Aunque La Carta Magna haya fracasado como tratado de paz en 1215, volvió a resucitar desde los confines de la tierra en el reinado del joven Enrique III en 1216.
Enrique III de Inglaterra
Fue en noviembre del mismo año, que el rey hizo redactar una nueva versión de la Carta Magna con el fin de recuperar el apoyo de los ciudadanos. Otra versión se desarrolló el año siguiente conocida como "La Carta del Bosque", emitiéndose el 6 de noviembre de 1217 en la Catedral de San Pablo en Londres. Ésta fue redactada como complemento de la Carta Magna y defiende ante todo, los derechos de los civiles abasteciéndolos con seguridad y privilegios contra los abusos de la aristocracia. Sin embargo recibió dicho nombre, porque también protegía los derechos comunales de los bosques. Éstos estaban considerados un dominio de la realeza, dónde solo el rey podía disfrutar de sus grandes riquezas. Imaginemos una época cuando el bosque lo era todo para la supervivencia de las personas. Éste albergaba las provisiones necesarias para crear herramientas de construcción, luz, calor y para el mantenimiento de pastos y turbales. Es por ello, que este acta había sido algo único, proporcionando una seguridad económica a las personas, que podían usar el bosque para alimentar y pastar su ganado.
Durante el reinado de Juan I, sus dominios de terrenos boscosos ocupaban 1/3 de toda Inglaterra. Éstos, después de haberse sellado "La Carta del Bosque" fueron retirados finalmente de la jurisdicción de la realeza.
"La Carta del Bosque"
Años después, en 1225, el país se había recuperado de la guerra civil, que arrasó Inglaterra 10 años atrás, fueron modificadas tanto la Carta Magna como La Carta del Bosque consolidándolos como la base del gobierno.
Tanto la Magna Carta como la Carta del Bosque, fueron publicadas en 1225 por separado. La Carta Magna fue además traducida al inglés y al francés, y expuesto en los juicios que se celebraban por todo el reino. Unos años más tarde, decidieron crear copias del acta y clavarlas en las puertas de todas las iglesias del país.
Quizás el paso del tiempo, las guerras, las conquistas y las condiciones meteorológicas contribuyeron a la par, para que hoy no queden rastros de esas hojas colgadas en las puertas de las iglesias, ni de los clavos, que fueron hundidos en ellas. Pero a pesar de ello, consiguió ese pliego de pergamino, crear no solo el derecho de los humanos, sino inspirar a Thomas Jefferson, Mahatma Ghandhi y a Nelson Mandela. Nos recuerda cada día desde el 15 de junio de 1215, que el poder del gobierno no es absoluto y que el gobierno tiene que obedecer la ley, simbolizando el mero nacimiento de la libertad y de los derechos humanos.
Muchas de las palabras que antaño redactó Thomas Jefferson en la Declaración de la Independencia, fueron un manso pero tenaz eco de la Carta Magna. Mahatma Ghandi también hizo uso de este acta medieval en uno de sus discursos en 1914, mientras que Nelson Mandela citó a la Carta Magna durante su histórico discurso de defensa.
Nelson Mandela
3 comentarios:
Me encantó el artículo! Sin duda, la Carta Magna fue el primer ejemplo de solicitud de democracia e igualdad, en unos tiempos que eran tremendamente complicados. Sorprende ver como en pleno siglo XIII hubo personas que se levantaron y lucharon por sus derechos, enfrentándose directamente con los dos poderes más grandes que había entonces: la corona y la iglesia.
La Carta Magna provocó una guerra sangrienta, pero evidentemente los esfuerzos de aquellos hombres que lucharon por implementarla, valieron mucho la pena. A día de hoy, sigue siendo todo un referente.
Y, sin duda, todo un privilegio que hayas podido estar frente a frente de uno de esos documentos! :)
Besos
Querida Belén! Muchas gracias por tus bellas palabras!! Me alegro mucho que te haya gustado!! Nunca dejamos de aprender cosas nuevas en nuestros viajes. Por ello nos gusta tanto! :-) Historias sobre historias y nosotras con tan poco tiempo para escribir sobre ellas. Al menos nos tenemos la una a la otra para darnos un empujón de vez en cuando! :-) Muchos besos desde Las Palmas xxx
Buenas tardes mis felicitaciones por este blog y el alma que le pones. Tuve el atrevimiento de hacer una referencia en mi blog sobre este artículo, tan interesante y escrito con tanta propiedad. Mis felicitaciones y mis saludos cordiales.
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