Dónde reside la Magia... Edimburgo

viernes, 1 de abril de 2016

Dónde reside la Magia... Edimburgo

No existe pueblo alguno sobre la faz de esta tierra, con un número de habitantes tan escaso, que haya dejado una huella tan profunda en la historia de la humanidad, que el de los escoceses.

Un país que se encuentra más poblado por ovejas que por personas, dónde prácticamente todas las leyendas, que hoy en día conmueven el sonido de las gaitas, nacieron, dónde los lagos se adormecen entre prados eternos cubiertos de brezales y dónde las montañas nevadas fueron testigos de los sacrificios que se hicieron y de los héroes que se perdieron.


Nuestro destino vive dentro de nosotros, sólo hay que ser valiente para verlo y vivirlo.
Yo me dejé llevar por el mio y me llevó hasta la bella y misteriosa capital de Escocia, Edimburgo. Fue ahí dónde dejé una parte de mi corazón y aún seguirá deambulando por los callejones sombríos, admirando con melancolía las huellas del pasado....y de esos, os aseguro, hay muchas.
Existen vivencias que permanecen atadas a un lugar, en unas piedras, en unos muros...quedan impregnadas en el aire, en las nubes y en el río,.. y esas nunca se van. El pasado se entrelaza con el presente...esa comunión convierte el entorno de Edimburgo, también conocido como la Atenas del Norte, en magia pura.



El aire que aspiras cuando sales del tren y subes las escaleras de Waverley Station hacía Princess Street esta cargado de emociones, vivencias, batallas y crímenes... Existe un gran peso que se aferra a la cuidad. El peso del pasado triste y fúnebre. Pero es justo ese pasado, que la hace única en el mundo. Un pasado monstruoso, que siglos después se convierte en una belleza absoluta, pero oscura. Pase lo que pase, las huellas nunca dejarán Edimburgo, esa es su casa, su hogar. El pasado desafiando al mismísimo futuro y creo firmemente que al menos en Edimburgo, el pasado siempre sale ganando.


La primera mirada desde la estación hacía la "Old Town" (Antigua cuidad), se impregnará en tus recuerdos, igual que las huellas del pasado en las calles de Edimburgo.
Una estampa inmortal de las casas sombrías datadas mayoritariamente del siglo 18, elevándose hacia el cielo, como unas habichuelas mágicas, pegadas unas al lado de otras dejando sitio tan solo a algunos que otros callejones ceñidos y cubiertos de musgo, hasta que llegas con la mirada al cuello volcánico, dónde se encuentra situado el célebre Castillo de Edimburgo, construido en el siglo XII. Demasiadas personas vagabundeaban por estos lugares, muchas enfermedades se expandían por la cuidad destruyendo todo lo que encontraban a su paso, terribles ejecuciones, rebeliones incontrolables y pobrezas amargas, mientras el cielo se teñía de gris, por el denso humo que salía sin cesar de las incontables chimeneas.




En Edimburgo siempre quedarán historias por contar o callejones por descubrir y es por ello, que me es totalmente imposible olvidarme de ese espíritu oscuro y misterioso. Una vez que te haya atrapado, no te soltará,.. o quizás eres tu el que no lo quiere soltar.
Encontrarás belleza en cada rincón, en cada edificio, en cada flor primaveral...
El pavimento empedrado parece susurrarte a medida que vayas paseando sobre el, ansioso por contarte su historia mientras el sonido de las gaitas te rodea a lo largo de la Royal Mile. Quizás sea la calle con el pasado más oscuro del mundo entero... Aún así te acoge amablemente y hace que te enamores incondicionalmente de ella, de sus tiendas, curiosidades, pubs e historias de fantasmas.



Mientras la Royal Mile siempre suele estar algo abarrotada y llena del espíritu escocés, tan solo puedes bajar algún que otro callejón y encontrarte con jardines secretos, plazas mágicas y cementerios pacíficos. Nunca dejes de visitar los cementerios de Edimburgo, porque forman parte de su magia. No es un lugar triste o desagradable, hasta podría decir que es una atracción y un lugar de descanso para los británicos. No te extrañes, si observas parejas paseando por algún que otro cementerio, cogidos de la mano, padres con sus hijos disfrutando del aire libre y del canto de los pájaros o incluso chicas solitarias leyendo alguna novela sentada en un banco. Los cementerios de Edimburgo están, aunque parezca imposible, repletos de vida. Es ahí dónde la historia nunca descansa. La hiedra se abre su paso entre las tumbas tétricas victorianas, mientras que el musgo las cubre y la tierra húmeda por el paso del tiempo las sumerge parcialmente. Las tumbas son de alguna manera u otra obras maestras y espejos del pasado. Como poder honrar a los ahí enterrados más, que visitar su lugar de descanso con el respeto que ellos se merecen?






Siendo Escocia famosa por sus constantes lluvias, vientos y fríos, aunque parezca imposible también existen días soleados en Edimburgo.
Yo los he vivido cuando estuve ahí, pero os aseguro que independientemente del tiempo, la belleza de esa cuidad nunca cambia.



Otro mito creado por muchísimas personas a lo largo del mundo, evidentemente pobres en espíritu, que me gustaría resolver y eliminar de raíz al menos en este pequeño mundo de Susurros en la Corte, es sobre la comida británica, que tan injustamente es rechazada e ofendida. La autora de este blog, quiere dejar constancia aquí y ahora que si no eres capaz de viajar, que equivale a abrir tu mente y tu corazón, a dejarte llevar, a olvidarte de prejuicios creados por ignorantes que probablemente nunca han salido de su propio barrio, a respetar y honrar lo desconocido, deberías quedarte dónde estés y dejar que las demás personas con ansias de aventurarse en este precioso mundo, hagan sus propias experiencias con todo el amor que esto conlleva.
He tenido el gran placer de formar parte del ambiente mágico de Edimburgo y adentrarme en pubs encantados e históricos, dónde probé comida típica escocesa, que parecía meticulosamente preparada, que se deshacía en mi boca como si no hubiera un mañana. Entre tostas crujientes, juntadas con queso fresco y cubiertas por un salmón ahumado y una ensalada que parecía haberse cogido de una huerta hacía apenas unos minutos, acompañada con una cerveza negra, con un sabor único a cebada, y un pastel de carne con una salsa oscura, que te hace perder la noción del tiempo de lo rico que es, te darás cuenta que aún hay mucho por descubrir y vivir.


Nunca he dudado de la exquisitez de la comida nórdica, que a veces también se merece una buena critica, pero esta vez fui completamente sorprendida, más que solo positivamente. Cada uno de los platos que había probado, cada cerveza, cada café fue absolutamente delicioso y lo que también es importante de añadir, servido con mucho esmero y cariño.


Cuando más felices nos sentíamos, era cuando nos encontrábamos en un típico pub, lejos de turistas y repleto del adorable acento escoces...sobre un suelo de madera que crujía cuando lo pisabas. Alzábamos las miradas y solo veíamos cervezas negras, boinas y bufandas tartán.
Existen innumerables clanes alrededor de Escocia y cada uno de ellos cuenta con su propio patrón de tartán. La palabra "Clan" proviene del gaélico "Clann" que significa "descendientes - hijos". Antaño los diferentes diseños de los tartanes se asociaba con los distritos de las tierras bajas y altas, cuyos tejedores tendían a desarrollar los patrones textiles preferidos en esos distritos. Son muchas las personas que hoy en día llevan sin darse cuenta alguna prenda tartán, que identifica un clan específico de Escocia. Porque cada tartán representa un clan, una familia, un honor. Así que la próxima vez que te pongas alguna prenda tartán, piensa que no se trata tan solo de un dibujo casual,.. existe una historia detrás, esperando a que la descubras.


Fuera de las mágicas 7 colinas sobre los que, igual que la cuidad de Roma, está situado Edimburgo, con sus callejones ceñidos y faroles románticos, lejos de las catacumbas encantadas y de Bobby el guardián del cementerio de Greyfriars, se exhibe la naturaleza escocesa en todo su esplendor. Las tierras altas "The Highlands".
Olvidad cada comentario, que habéis oído al respecto,.. ignorad cada foto, cada vídeo que habéis visto, porque la realidad es que es mucho más bello, de lo que te cuentan.
Por la simple razón de que no existen palabras en este mundo, que pudieran igualar la hermosura de semejantes paisajes.






No sé como de pronto había llegado hasta el valle de Glen Coe en medio de Los Highlands. Un sueño que formaba parte de lo más profundo de mi ser, desde que era una niña. Y lo que vi con mis propios ojos esta vez, no me defraudó en absoluto, me había sorprendido de forma sobrenatural.
Es posible que te abrume tanto un lugar, que pierdas no solo la noción del tiempo sino darte cuenta repentinamente, que todas las leyendas que te habían marcado, que todos los mitos y fábulas sean simplemente ciertas?
Me encontraba en medio de las legendarias escenas de Braveheart, Rob Roy y La Legión del Águila,... Mirar hacía las montañas espinadas y cubiertas de nieve es enriquecer a tu alma y tu corazón de tal manera, que los sentimientos se abarrotan en tu interior y escapan por tus ojos en forma de lagrimas. En ese bello e inhóspito lugar, es imposible no sentir, imposible contener las emociones porque la magia es sencillamente más, de lo que el ojo humano pueda soportar.

Probablemente sea uno de los lugares más bellos del mundo y es un honor desmedido haberlo visto al menos una vez a lo largo de tu vida. Yo lo he visto, he puesto todo mi corazón en lo que vi aquel día, en los valles de color purpura y dorado, en las montañas gigantescas cubiertas de nieve, en los lagos llenos de magia y en cada animal que abunda esas tierras hechiceras. Las mismas manos que ahora redactan este artículo son las mismas, que han acariciado las aguas profundas del legendario Lago Ness, eso es algo difícil de olvidar. Fue ahí dónde todo comenzó, dónde mi pasión nació. Me sumergí en ella, intentando recordar como había llegado hasta ahí. Buscando mi felicidad volví a nacer, y las montañas formaban una cuna para dejarme soñar de lo que había vivido.


Y mientras me susurraban "Nunca dejes de soñar. Algún día, todo tendrá sentido"
Pasaron los días y las vacaciones llegaron a su fin, pero si hay algo que he aprendido, y en los viajes es difícil no aprender, que los sueños siempre se hacen realidad,... quizás no todos en una vida sola, pero que menos que intentarlo, verdad?
Y desde ese pequeño espacio en medio de la nada, quiero darle las gracias a todo aquello que contribuyó de alguna u otra manera en que cumpliera otro gran sueño más y en mi felicidad plena. También y sobre todo quiero dar las gracias a Jose Rodriguez Pulido, por acompañarme en esta única y maravillosa aventura. Gracias por esa inimitable complicidad, que hace que seas capaz de leer mis pensamientos con tan solo mirarme, por alimentar mi pasión por la historia y Gran Bretaña y por apoyarme incluso cuando quiera sacar fotos dónde sea estrictamente prohibido.
Siempre nos quedará Edimburgo.

Si tuvieras la oportunidad de cambiar tu destino, lo harías?
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